Para los pensadores, cómo orar por el alma se rige por la forma en que creen los actos de Dios. Así, por ejemplo, si creen que Dios cambia las almas de la gente para que estos puedan hacer nuevas y correctas elecciones, entonces van a pedirle a Dios que obre esos cambios del alma a través de la evangelización y la educación. Pero no todo el mundo es piensa sobre la manera en que ora. No piensan en cual vista de Dios está detrás de sus oraciones.
Así que lo que yo sugiero es que aprendamos primero a orar por el alma de la forma en que la Biblia ora por el alma. Si hacemos eso, entonces nuestras oraciones serán probablemente buenas oraciones, y en el proceso también vamos a aprender acerca de cómo Dios actúa. Esta es la forma en que oro por mi alma. Yo uso estas oraciones una y otra vez-para mí y para mis hijos y esposa y para el personal y los ancianos y para toda la iglesia. Esta es la carne y papas de mi vida de oración.
La primera cosa que mi alma necesita es una inclinación a Dios y su Palabra. Sin eso, nada más de algún valor va a suceder en mi vida. Tengo que querer conocer a Dios y leer su Palabra y acercarme a Él. ¿De dónde vine ese “querer”? Viene de Dios. Así es como Salmo 119:36 nos enseña a orar: “Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancias deshonesta (LBLA).”
A continuación tengo que tener los ojos de mi corazón abierto, de modo que cuando mi inclinación me lleve a la Palabra yo vea lo que realmente hay allí y no sólo mis propias ideas. Quien abre los ojos del corazón? Dios lo hace. Así es como Salmo 119:18 nos enseña a orar, “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley (LBLA).”
Luego necesito que mi corazón sea iluminado con estas “maravillas”. Necesito percibir la gloria en esas maravillas y no simplemente hechos interesantes. Quien ilumina el corazón? Dios lo hace. Así que Efesios 1:18 nos enseña a orar “que los ojos de vuestro corazón sean iluminados (LBLA).”
Entonces me preocupa que mi corazón este fragmentado y que partes de éste puedan permanecer en la oscuridad, mientras que otras partes están iluminadas. Así que deseo que mi corazón este unido (que no haya particiones) para Dios. ¿De dónde viene esa totalidad y unidad? De parte de Dios. Así que el Salmo 86:11 nos enseña a orar: “Señor, andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu nombre (LBLA).”
Lo que realmente quiero de todo este compromiso con la Palabra de Dios y la obra de su Espíritu en respuesta a mis oraciones es que mi corazón este satisfecho con Dios y no con el mundo. ¿De dónde viene esa satisfacción? Viene de Dios. Así que el Salmo 90:14 nos enseña a orar: “Sácianos por la mañana con tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días (LBLA).”
Pero no sólo quiero ser feliz en mi propio pequeño mundo privado con Dios. Yo quiero que mi felicidad sea lo más completa posible para la difusión y expansión hacia los demás. Quiero ser fuerte en alegría. Esto me hará permanecer frente a las amenazas o la adversidad. ¿De dónde viene esa fuerza y durabilidad? Viene de Dios. Así que Efesios 3:16 nos enseña a orar, “Que Dios os dé, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior.”
Por último, quiero que mi fortaleza en Cristo produzca buenas obras para los demás para que la gloria de Dios sea vista en mi vida. ¿Quién produce estas buenas obras? Dios lo hace. Por lo tanto Colosenses 1:10 nos enseña a orar, “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios (LBLA).”
Todo esto lo ruego “en nombre de Jesús,” porque Dios me da estas cosas a mi alma sólo porque Jesús murió por mí y quitó la ira de Dios por lo que el Padre puede “libremente darme todas las cosas” (Romanos 8:32).
Para recordar algunas de estas oraciones, yo uso un acrónimo – IAUS- (En Ingles –IOUS), casi todos los días en mis oraciones por los que amo, pidiendo a Dios que nos dé una Inclinación a su Palabra y no al dinero o la fama o el poder (Salmo 119:36) y que Abra nuestros ojos para ver cosas maravillosas cuando leamos su Palabra (Salmo 119:18), y que los corazones estén Unidos(sin particiones) en el temor de Dios en lugar de fragmentarse con una docena de problemas (Salmo 86:11), y para seamos Satisfecho en su amor (Salmo 90:14).